El Drama Humanitario, se instala  en la escuela venezolana

En días recientes se hizo público el caso de una docente en el área rural de El Hatillo, en el Estado Miranda, que debido a la CRISIS, pasó dos días sin comer, tomando solo agua con azúcar, pero a pesar de ese percance, no dejó de asistir a su trabajo y atender a los alumnos (El-Nacional.com 9-2-2018). Ese contraste de vocación responsable y hambre, son los dos extremos del drama humanitario que se vive en la escuela venezolana, y afecta tanto a docentes, como a los estudiantes, bajo la mirada indiferente de muchas autoridades.

Las redes sociales denuncian multitud de casos que son ejemplos de cómo la crisis venezolana golpea a la escuela. Desde el año 2016 @EducaMiranda reseñó, como un número significativo de alumnos comenzaron a inasistir a sus actividades escolares, por falta de alimentación, o porque tenían que acompañar a sus padres a hacer las colas para adquirir comida. En el 2017 una encuesta adelantada por nuestros equipos, detectó una pérdida de 10 mil alumnos en nuestra matrícula, siendo sus causas, el hambre, la acción de la delincuencia, severas dificultades para acceder a la escuela y falta de docentes.  Esas realidades, detalladas a continuación,  prácticamente están destruyendo el derecho a la educación, y transforman la crisis educativa en un elemento más del drama humanitario del país.

1. El acceso a la escuela está fuertemente limitado, por la delincuencia, la inexistencia de transporte en el área rural, o  el mal servicio que prestan (incluye el metro), el alto costo del mismo en zonas marginales y urbanas, que lo hacen inaccesible a docentes y alumnos y la falta de uniforme e insumos por parte de los estudiantes. Es habitual que los docentes rurales inasistan varias veces a la semana, ante la imposibilidad de sufragar el costo del transporte, o porque deben realizar largas caminatas (2 y hasta 3 horas) para llegar a su institución.

Los alumnos, pobres o muy pobres, no van a la institución por falta de calzado, uniforme, útiles y libros. Recientemente apareció un llamado de escuelas parroquiales, como la de San Felix en el estado Bolívar (@CorreodelCaroni 17/2), solicitando por donación cuadernos y libros, nuevos o usados, para los estudiantes, ya que no los pueden adquirir.

2. Estudiantes y docentes pasan hambre. Además de las severas limitaciones para acceder a la escuela, se agrava la situación por el hambre que pasan los estudiantes, y que es el problema fundamental que hoy afecta al alumno(a), como variable no escolar. Los representantes no envían a sus hijos, bien porque no los han podido alimentar, o el programa de alimentación escolar es insuficiente, falla o no existe. Docentes y directivos reportan, que el menguado alimento que algunas instituciones reciben, no solamente se reparte a sus estudiantes como merienda escolar, sino que tiene que igualmente atender a docentes (sobre todo los suplentes, que en muchos casos no cobran desde el año anterior), personal obrero y administrativo, y en no pocos casos, a hermanos de los estudiantes. La solidaridad alimentaria en la escuela es algo común, lamentablemente la comida no alcanza para todos, ni en calidad, ni en número de días. Lo anterior incluye a los institutos privados, a pesar que los padres donan alimentos y hacen colaboraciones especiales, para los docentes (hay denuncias, no confirmadas, que burócratas oficiales en el estado Zulia, pretenderían prohibir esta ayuda).

Hay falta de coherencia y equidad, en los volúmenes de comida entregadas a las escuelas donde llega el alimento, y es importante destacar que no todas reciben dicho beneficio. En planteles de los valles del Tuy reportan que la comida para el PAE, solo alcanza para tres días. Es común que los planteles despachen a sus alumnos más temprano, al menos un día a la semana, por la falta de alimentos (sea PAE o CENAE). En algunos distritos escolares el lineamiento es que la comida enviada, sirva para entregar merienda o almuerzo también a los docentes. En otros no ocurre igual. No hay coherencia en los lineamientos oficiales.

Que un docente de su comida a un alumno, o a otro compañero, que pasa hambre, es parte de esta tragedia, que se vive en la escuela.

3. La matrícula oficial desciende año tras año. Los  padres emigran, escapan del país, y los alumnos también, los cálculos de una caída de la matrícula de más de 400 mil alumnos en secundaria, es un impacto contundente al sistema educativo nacional. A su vez el informe de Memoria Educativa UCV (Febrero 2018), señala que “más de 1.500.000 estudiantes han desertado entre los años escolares 2004-2005 y 2016-2017, solo en el sistema público”. 

El sector privado no escapa a este problema, un coordinador de un plantel privado popular, y de profundo arraigo en su comunidad, ubicado en la Gran Caracas, nos indicaba que hasta un 2% de la matrícula en lo que va del año 2017-18, se había retirado porque emigraban con sus padres.

La gran pregunta que se desprende es, qué hacen, a qué se dedican los alumnos excluidos del sistema educativo, y que no se han podido ir del país?

4. Los docentes también se van de las escuelas. En los planteles la figura del docente emigrado o que escapa del país alcanza niveles de alarma, recientemente la Fundación Redes de Educadores en Defensa de los Derechos Humanos, indicaba hasta un 45% de docentes que desertaron de los planteles, para buscar un futuro mejor en el exterior (@Tachirenses 16 feb.), a su vez, Panorama.com.ve señalaba el 19/9/2018, que “1.600 docentes que laboraban en unos 760  centros educativos adscritos a la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec) han renunciado en lo que va del año escolar 2018 – 2019”. 

Esto ha llevado que se traten de implementar diversas alternativas para sustituir al docente que renuncia: chamba juvenil, maestro pueblo, preparadores, personal graduado en otras profesiones, madres cuidadoras, etc, pero el grave problema es la calidad académica de esta persona. Un profesional docente, no se improvisa, ni se egresa con los conocimientos necesarios de la noche a la mañana. La solución del Gob. Nacional, en este aspecto es bien pobre, un ejemplo es la exoneración de asignaturas, masivamente aplicada, cuando el alumno no cursa determinada disciplina en educación media, por falta del docente. El resultado es un egresado con deficiente formación, a pesar que logre acceder a la universidad. Recientemente el rector de la USB señalaba a padres y representantes, de los alumnos que ingresaron en el 2017, que los mismos tenían un rendimiento pésimo, y la universidad se veía en la necesidad de realizar cursos introductorios o propedéuticos, con el fin de que adquirieran el nivel necesario, para cursar estudios  en la carrera seleccionada.

5. Robos frecuentes de las instituciones escolares. Las instituciones escolares son desmanteladas poco a poco, de las mismas se llevan los escasos equipos que pueden tener (computadoras, bombas de agua, aires acondicionado), material didáctico, violentan los escaparates de las maestras, además de los actos vandálicos con que rayan, deterioran mobiliario  y la infraestructura.  Pero la mayor frecuencia, desde hace unos cuantos años, es el robo de los alimentos de los estudiantes. Parece irónico que la escuela que presta servicio a los niños de la comunidad, sufra los embates de delincuentes, que pueden vivir en ella misma, en perjuicio de los niños.

Es responsabilidad del ejecutivo nacional  es resolver esta situación, el funcionamiento de la escuela y el logro de sus fines están siendo severamente afectados. Se necesitan planes y acciones efectivas que den respuestas inmediatas, a estos problemas. Con inmediatez, improvisación y distrayendo a los planteles en su  razón de ser, no hay salida.

Texto: Prof Oscar Iván Rose

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