Escuelas en acción: Reflexión de un directivo

Reflexionando sobre mi gestión, me pregunto: El maestro enseña, el alumno aprende, el director…
¿Gestiona? ¿Dirige? ¿Conduce? ¿Gobierna? ¿Lidera?


Ser directora de una escuela es una suerte y, a veces, no tanto… Una suerte porque me da la posibilidad de hacer muchas cosas y, a veces, no tanto, porque ser la “directora”, es ser responsable de todo; ... pero estoy convencida que si la escuela cambia su manera de trabajar, cambia sus estrategias, distribuye responsabilidades, se evalúan tanto los procesos, como el desempeño, cambian los resultados.


Es así como entramos en una autoevaluación y reflexión de nuestra práctica, tanto de gestión directiva, como de praxis docente y nos adentramos en una evaluación de nuestra vida institucional. Esto nos lleva a pensar en elaborar una ruta, un camino a seguir, porque como dice la
canción, se hace camino al andar.


Los caminos para trabajar son variados. Siempre está la idea de incluir, de retener, de que nadie quede sin aprender. Para presentar nuestra autoevaluación y reflexión de lo que hacemos en nuestra escuela, reunidos en equipo construimos una estrategia, a la cual dimos el nombre de: el autobús del progreso educativo, que consistía en un organizador gráfico, que parte de la escuela que tenemos a la escuela que queremos, cada una de las paradas es un ámbito a revisar, evaluar y  mejorar, por lo que los distribuimos en tres: pedagógico curricular, organizativo comunitario y administrativo.


A partir de allí comienza la aventura de transitar esa ruta hacia la mejora continua, buscar estrategias, crear planes de mejora y acción que permitan que todos juntos, escuela, familia y comunidad, logremos la escuela de calidad que nos merecemos.

Autor: Diadema Villarroel

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