Tres aspectos de un liderazgo efectivo en la escuela

Un líder escolar centra sus esfuerzos en la mejora de la enseñanza, promueve la participación de los profesores y contribuye a generar espacios de sana convivencia

Un liderazgo efectivo en las escuelas implica promover los procesos que mejoran la enseñanza del profesorado y construir una confianza relacional en la comunidad escolar. Los autores del ensayo El liderazgo educativo en el contexto del centro escolar, consideran que hay que tomar en cuenta tres aspectos del liderazgo, los cuales se explican a continuación:

El liderazgo pedagógico. “Implica que las competencias directivas se orienten a crear condiciones y promover contextos organizativos y profesionales que mejoren los procesos de enseñanza-aprendizaje”, explican los autores. Si bien la dirección de un colegio realiza tareas de gestión y administración, su misión central es la enseñanza. Por eso debe centrar sus esfuerzos en la mejora de la educación ofrecida por el centro escolar. La dirección mejora la enseñanza y el aprendizaje a través de su influencia en la motivación del personal, en el compromiso y en las condiciones de trabajo.

El liderazgo distribuido. Ejercer el liderazgo en una escuela requiere un mínimo de alianzas entre los miembros de la comunidad y una orientación clara de hacia dónde se quiere avanzar. En este sentido, la participación es fundamental. “Un liderazgo que combine más participación auténtica y más compromiso en un proyecto compartido de centro será mejor liderado si lo es en red y de manera distribuida”, dicen los autores. El liderazgo distribuido implica que los miembros de la escuela compartan la toma de decisiones; que cada uno se sienta empoderado y comprometido con los procesos de cambio y mejora en el centro.

El liderazgo moral. El liderazgo en la escuela funciona mejor cuando existe un clima de confianza, y donde los miembros sienten que forman parte de una comunidad. En especial los docentes, pero también los estudiantes y los padres de familias. Liderar en este sentido, implica dedicar tiempo al cuidado del grupo. Los directivos deben cuidar que el centro sea un espacio de convivencia donde los valores democráticos estén presentes. “Se necesita un liderazgo en la construcción de valores que doten de significado al centro como proyecto colaborativo y como comunidad”.

Fuente: El liderazgo educativo en el contexto del centro escolar

 

 

Ejemplo de liderazgo

LA HUELLA IMBORRABLE DE UNA GESTIÓN.

Para ésta servidora, hablar de educación, es mirar atrás y ver con orgullo lo realizado en los últimos 8 años en el Estado Miranda. Educación son proyectos educativos con visión de futuro, pesados en nuestros niños, jóvenes y adultos, ejecutados para ellos y con ellos.

La necesidad de asumir el mejoramiento de la calidad de la educación como una prioridad en el desarrollo de sus políticas, fue uno de los consensos que con mayor claridad se planteó en Miranda durante la gestión del profesor Juan Maragall y su equipo pedagógico. Y fue en las escuelas de Miranda donde se logró cambiar la cultura de funcionamiento centrado en eventos festivos y administrativos, por la ejecución de prácticas educativas con foco en lo pedagógico. Las decisiones, consensuadas en equipo,  se tomaron pensando en el beneficio que recibirían los estudiantes de todos los niveles y modalidades. Por ello, nuestros maestros y directores recibieron  formación y capacitación desde el inicio de la gestión hasta el último día.

Fue así, como un liderazgo distribuido, que cambio la cultura de las escuelas, nos transformó en líderes responsables. Nos planteaban situaciones que de entrada, muchos decían: eso no se puede hacer, no hay recursos, necesitamos mucha gente para tratar de hacerlo. Y con acciones bien planificadas, con trabajo en equipo, con muy pocos recursos, y con las acciones centradas en los niños y jóvenes siempre obteníamos resultados para tomar buenas decisiones para nuestras escuelas.

Menciono esto como ejemplo de liderazgo compartido, porque nos hicieron sentir parte importante en las decisiones y que no siempre, la responsabilidad tiene que recaer en una sola persona, sino en un conjunto de personas que tienen una meta en común, como transitar hacía una educación de calidad. El liderazgo distribuido resalta la función de liderazgo como una propiedad del grupo consecuencia de las interacciones individuales, no destaca un solo líder, todos los actores son capaces de aportar (Aspillan y Gronn).

En Educación Miranda siempre existió la visión de que los logros de la gestión serían el resultado de iniciativas conscientes desarrolladas e incluso mejoradas por nuestros directores, coordinadores y maestros,  provocando un efecto sinérgico donde el resultado siempre fue superior a la suma de las partes.

En Educación Miranda aprendimos que un líder, más allá de sentirse superior o estar al mando de un grupo de personas, debe serlo por el deseo de servir y ser útil y menciono una frase que siempre dice Henrique Capriles: ¨Quien no vive para servir, no sirve para vivir¨. En Educación Miranda jamás olvidaremos que para estar a cargo de una gestión, debemos sentir un verdadero interés y compromiso por ayudar a los demás, que la prioridad son los niños y por eso debemos invertir en formación y capacitación de nuestros maestros.

A la luz de estas reflexiones, estos referentes no son una hermosa utopía, es un sueño materializado, que se puede observar en experiencias concretas y que fueron posibles gracias al trabajo en equipo de un gran equipo de trabajo. Experiencias donde los maestros de Miranda, nos atrevimos a innovar, a aprender y hacer  en los espacios de aprendizaje con herramientas pedagógicas.

La calidad de la educación sucede en cada escuela, en cada comunidad  y en la posibilidad de desarrollar al máximo todas las capacidades y competencias adquiridas por  nuestros niños y jóvenes; éste debe seguir siendo nuestro horizonte. Transformar nuestras escuelas nos permitirá impulsar cambios en la sociedad, generando espacios de solidaridad y justicia como las escuelas solidarias, y sobre todo construir el lugar común en donde se respeta a cada persona y donde nadie sienta que está demás. Como maestros y directores tenemos el deber de seguir ejerciendo liderazgo con “L MAYÚSCULA”, siempre con nuestros alumnos al frente, brindándoles lo que esperan de la escuela, dándoles las herramientas para ser cada vez mejores, donde el reto es superarse a ellos mismos y hacer de sus espacios, espacios de bienestar y progreso. Son ellos la semilla que tenemos que a diario regar para lograr un mejor país.

Reina Uzcátegui

Maestra

 

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