El Desafío de la vuelta a clases en el año escolar 2021-2022

     Las condiciones para la vuelta a clases, al menos en las escuelas públicas, son altamente preocupantes. Nuestra educación básica se ha deteriorado alarmantemente en los últimos cinco años (antes de la pandemia), y los resultados de los estudios e informaciones que llegan, no son alentadores.

      Por esas razones la necesaria e indispensable apertura de las escuelas surge como un desafío para docentes y padres, que es necesario asumir por el bien superior de los estudiantes de ese nivel educativo, a pesar de las adversidades. Por ello se hace imprescindible conocer las características del contexto educativo, en el cual se hará la apertura de la educación básica, y de sobremanera la pública. Los resultados obtenidos en la Encuesta de Condiciones de las Escuelas, Julio 2021 realizado por @EducaMiranda gracias a información suministrada por los docentes, es una radiografía de lo que ocurría en las instituciones de la región capital del país (Miranda, Municipio Libertador, La Guaira). 

     Entre esos datos podemos destacar: 

1. La disminución de la matrícula, compromete el desarrollo futuro de una infancia y juventud escolarizada. Disminución de matrícula: 5 de cada 10 docentes señalaron, que en sus planteles la matrícula disminuyó. Esto es algo muy grave, e investigaciones nacionales, gremios y estudiosos del tema, lo han venido alertando desde tiempo atrás. La unificación de secciones en planteles de educación básica, señalada por un  24% de los educadores consultados, resulta como una de las evidencias, de la falta de escolares. Adicionalmente un 17% lo aducían, como consecuencia de la migración y deserción de estudiantes. 

2. Un coctel peligroso de falta de docentes y limitaciones en la atención dada a los estudiantes, se puede presentar en algún número de planteles públicos. Al analizar la información dada por los docentes, se pudo observar: 

  • Insuficiencia de docentes (léase profesionales de la docencia), para atender a los estudiantes, en casi 4 de cada 10 planteles, de ellos el 32% corresponde a planteles públicos.
  • Seis (6) de cada diez (10) docentes admiten no haber atendido con regularidad a sus estudiantes en el año escolar anterior. De ese grupo 14% no atendió en ningún momento a niños o jóvenes en el año escolar pasado.

      La falta de profesionales de la docencia, y los alumnos desatendidos, no es la mejor combinación, para la educación y el aprendizaje en las escuelas. Lo primero determina que no hay suficiente personal capacitado, profesionalmente hablando, tanto en lo que corresponde a la instrucción, como en la necesaria atención psico-afectiva de los estudiantes, después de una ausencia tan prolongada. Lo segundo puede indicar que los educandos, no retornan con condiciones suficientes o ningunas, para cursar el nuevo año escolar. 

3. Los servicios públicos como aspectos entorpecedores del retorno a clases. El problema de la falta de agua es reportado por el 84% de los docentes. Sin agua se limitan las condiciones de bioseguridad 

4. Las condiciones de la infraestructura, equipamiento y prevención escolar ante el COVID19 no son acordes, ente las actuales circunstancias de pandemia. Respecto a la cantidad de aulas los docentes señalan insuficiencia en el 22% de los casos. En el caso de los baños, para el 57% de los maestros sus planteles no poseen suficientes baños para atender a los estudiantes. Insuficiencia de pupitres, reporta el 45% de los educadores. El 76% informaba que no hay protocolos claros para la vuelta a clases 

5. La vuelta a clases no aparecía como opción para 7 de cada 10 docentes. Los cinco primeros factores condicionantes que, según los maestros no se cumplían son: 

  • Situación Salarial 73%
  • Vacunación 71%
  • Sin Medidas de Bioseguridad 66%
  • Presencia de maestros en los planteles 60%
  • Deficiente alimentación de los estudiantes 58%

     Es responsabilidad de las autoridades haber solventado estas limitaciones. 

     Para concluir se debe tener presente: no es que los muchachos vuelven a las escuelas, después de unas vacaciones o un fin de semana largo, ¡NO es así!. Vuelven luego de más de un año, sin clases presenciales y con una modalidad semipresencial irregular, incómoda y con baja eficiencia, en el mejor de los casos, porque en otros, ni siquiera fue posible desarrollarla. Ante ese cuadro, la escuela debe desplegar su mayor esfuerzo humano y profesional posible, para una incorporación estudiantil, que permita recuperar aprendizajes, desarrollar contenidos prioritarios, nivelar competencias en los grupos que se recomiende hacerlo, atender aspectos emocionales importantes, y adecuar progresivamente las características institucionales a las necesidades educativas y formativas de sus estudiantes. Se necesitará apoyo para todo esto, pero lamentablemente la opacidad con que actúan las autoridades, y la disparidad entre lo que se divulga y lo que se ejecuta, no suministra asidero confiable en su accionar. Dejar a las escuelas solas puede ser lo peor. Lo que se deba hacer bien, en el año escolar 2021-2022, para recuperar tiempo, proceso educativo perdido y atender con eficiencia a la masa estudiantil, no será un trabajo de un solo día, ni un par de semanas, todo el año escolar debe ser empleado para tal esfuerzo.


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